Los ratones entran buscando alimento, agua y refugio. Una vez dentro, se mueven pegados a paredes, dejan señales inequívocas y pueden reproducirse con rapidez. Esta guía explica cómo confirmar la presencia, un plan 24 h / 7 d / 30 d para controlarlos con seguridad, qué trampas y cebos usar en cada escenario, cómo sellar accesos y cuándo escalar a un plan profesional.
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Detectar a tiempo es clave: los ratones rara vez se muestran a la vista y se desplazan pegados a paredes y zócalos, sobre todo de noche. Las pistas aparecen primero en cocina y despensa, falsos techos, garaje y cuartos de instalaciones. Busque huellas “silenciosas” (heces, roeduras, marcas grasas) y, con ellas, trace rutas para colocar trampas y planificar los sellados.
Prueba rápida (noche): espolvorear una fina capa de harina o talco junto a paredes y posibles orificios; revisar al amanecer para confirmar huellas, dirección del tránsito y puntos calientes donde colocar trampas.
Los ratones no “aparecen” por azar: siguen una ecuación simple de comida + agua + cobijo + acceso. Si alguno de estos factores está disponible, la entrada y permanencia es cuestión de tiempo. Identificar qué variable falla en la vivienda permite priorizar acciones (retirada de alimento, corrección de humedad, orden y sellados), evitando medidas poco eficaces que solo desplazan el problema.
Alimento expuesto.
Migas y derrames en encimeras o suelo, pienso de mascotas a libre disposición, frutas y panes sin recipiente, envases roídos en despensa.
Solución rápida: recipientes herméticos, fregadero seco por la noche y limpieza del hueco del cubo.
Agua y olores atractivos.
Fugas en fregadero/baño, condensación en tuberías, cubos o mopas húmedas; olores de basura o de alimentos “apestosos” (p. ej., frutos secos, mantecas).
Solución: reparar fugas, ventilar, bolsas de basura bien cerradas y cubo con tapa.
Refugio y material de anidación.
Trasteros desordenados, cartones, textiles y huecos bajo electrodomésticos; falsos techos con fácil acceso.
Solución: orden y contenedores plásticos con tapa; minimizar cartón y textiles sueltos.
Rutas de acceso.
Holguras bajo puertas, pasos de instalaciones sin sellar (fontanería, gas, electricidad), rejillas deterioradas y juntas en soleras. Un ratón adulto puede pasar por huecos muy pequeños (≈6–7 mm).
Solución: burletes en puertas, lana de cobre + silicona en huecos, malla metálica en ventilaciones.
Estructura del edificio y estacionalidad.
En otoño/invierno aumenta la entrada buscando calor; en comunidades, el tránsito suele venir de zonas técnicas (garajes, cuartos de contadores) hacia las viviendas.
Solución: control en zonas comunes, estaciones seguras en áreas técnicas y sellado del paso a la vivienda.
Mitos que no resuelven el problema.
Menta, amoníaco y ultrasonidos pueden ahuyentar puntualmente, pero no eliminan nidos ni cortan rutas. El control efectivo se basa en captura/cebo bien colocado, sellados sólidos y orden e higiene sostenidos.


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Si la actividad afecta a varias estancias, reaparece tras el plan o procede de estructuras comunes, conviene solicitar un control de roedores y empresa de desratización con diagnóstico y seguimiento.
Elegir entre trampas y cebos raticidas depende del entorno, del nivel de actividad y de quién convive en la vivienda. En interior habitado, las trampas son la primera opción por control y seguridad; los cebos se reservan para zonas técnicas o exteriores protegidos y siempre en estaciones bloqueadas. A continuación, un esquema práctico de uso y colocación segura.
El sellado es el pilar del control de roedores: sin cerrar accesos, trampas y cebos solo dan alivio temporal. Un ratón puede pasar por huecos de ~6–7 mm y una rata por aberturas mayores, así que conviene combinar materiales mecánicos con un buen remate para que no puedan roer de nuevo.
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Importante: no anular ventilaciones obligatorias (calderas, gas). Proteger con malla en lugar de sellar.

La actividad suele concentrarse en puntos con alimento, agua o paso de instalaciones. Mapear estas zonas permite colocar trampas, estaciones y sellados donde más rinden.
En hogares habitados se prioriza la captura mecánica en interior y se reservan los raticidas a estaciones bloqueadas ubicadas en zonas técnicas (garaje, cuarto de contadores) o exterior protegido. Toda intervención debe minimizar riesgos: dispositivos fuera del alcance de menores y mascotas, etiquetas siempre respetadas y nada de cebos sueltos.
Si la actividad persiste tras 2–3 semanas, hay ruido en falsos techos o tránsito desde zonas comunes, conviene contactar con una empresa de desratización profesional.
Un plan técnico de Faycanes incluye:
Para una intervención con garantía en Canarias, solicitar empresa de desratización (diagnóstico previo, certificado y mantenimiento).
Revisar heces nuevas, repetir la prueba de harina/talco, colocar 1–2 trampas “testigo” en rutas históricas y comprobar en 48–72 h.
Alimentos aromáticos y pegajosos (crema de cacahuete, chocolate, pienso húmedo). Usar poca cantidad para que muerdan dentro de la trampa.
Sí, si no se aplican correctamente. En vivienda se priorizan trampas; si se usan raticidas, solo en estaciones bloqueadas y en zonas técnicas, siguiendo la etiqueta.
Se recomienda capturar/reducir actividad con trampas en rutas y, en paralelo, sellar accesos confirmados; un sellado sin control previo puede forzar reubicación hacia otras estancias.
Diariamente la primera semana (trampas), y luego cada 48–72 h. Tras 30 días sin señales, mantener monitoreo pasivo y rutinas de orden.
Faycanes es la principal empresa de control de plagas en Canarias. Con más de cincuenta años de experiencia, ofrecemos tratamientos rápidos, seguros y eficaces.
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